miércoles, 20 de julio de 2022

Bayoneta



Hace un tiempo una buena amiga me regaló una bayoneta usada en la Guerra Civil Española,  perteneció a su padre y mientras vivió estuvo entre las herramientas de la casa. Se encontraba muy oxidada, ni siquiera salía la hoja de la vaina que la portaba. Con paciencia y mucho aceite fue saliendo. Se limpió el oxido a mano cuanto se pudo, aún queda pero ya no molesta tanto a la vista, tampoco tenía intención de que reluciera como el sol.

 


Tras limpiarla traté de ahogarla en aceite llenando la vaina casi hasta el brocal. La guardé en un cajón y quedó olvidada, pero muy  engrasada. Pasado unos meses la volví a sacar para darle otro repaso. Quité y escurrí el exceso de aceite que salió turbio, con mucho oxido, la limpié con un trapo de algodón. Percibí que el filo no necesitaba de mucho ajuste para dar un buen tajo, ya que cortó el trapo sin problemas, aún cumplía la función para la que se había creado tras todos estos años rodando de un sitio para otro
En un principio no reparé (o quizás ni siquiera las vi) en las siglas que tiene grabada en la hoja, y es un dato importante pues nos da la pista necesaria para identificarla. Tras bucear intensamente en internet di con una página donde encontré una amplia información sobre una prima hermana pues tiene unas leves diferencias, ofrece más datos que no aparecen en este modelo. Ahora tiene nombre propio, ya no es una bayoneta cualquiera, ahora es La Bayoneta.
Estas siglas son ČSZ y bajo esta inscripción una “I” latina.

ČSZ nos indica que es de procedencia Checoslovaca (Czechoslovakia) y que se fabricó para armas con cerrojo por CESKOSLOVENKÁ ZBROJOVKA de Brno, posiblemente o con toda seguridad para el famoso Mauser en la década de 1930.
Carece del número de serie (que debería estar grabado en el ricasso contrario) y nada indica del significado de esa “I” latina, por lo que el “apellido” lo desconozco


En la vaina encontramos, casi imperceptible las mismas siglas, en la presilla donde se sujeta al tahalí, que era de cuero y está desaparecido. La vaina es de acero y la contera termina en bola.

                                                    

El puño es de madera de nogal con orificios de limpieza en ambas cachas. Se agarra a la espiga con dos tornillos desmontable con una herramienta específica para tal fin. Con el pomo de acero y porta el mecanismo para acoplarla y liberarla con eficacia al cañón del fusil. En este ejemplar falta el botón y el muelle de liberación



La hoja recta, con la punta al centro es aterradora, de 295 mm de longitud, más 9 mm de guarda más otros 125 mm de empuñadura, lo que hace que la bayoneta alcance un total de 429 mm de largo.

La bayoneta estuvo pavonada en su momento. Acanalada por ambas caras para infringir mayor daño en el enemigo que recibe la herida, muy afilada, y de eso se encargaba con ahínco el que la portaba, de filo invertido, es decir, la parte cortante está mirando hacia arriba con un espesor en la hoja de 5mm en todo el ricasso. El anillo del gavilán está en línea con el filo.

La bayoneta se erigió como un arma fundamental en los combates. Fue temida tanto por la población civil como por los soldados de uno u otro bando. Hoy en día la gente no conoce la importancia que tuvo este arma en el desarrollo de muchos combates


La propaganda de los sublevados hizo correr ríos de tinta dando rienda suelta a las historias que corrían por los frentes cuando llegaban “los moros” y pasaban a cuchillo a su población o cuando capturaban a un republicano armado o herido, que además de infringir brutales torturas (corte de tendones, orejas y testículos entre otras) terminaba con el cuello abierto en canal. Muchas de estas historias eran ciertas, pero no todas. La destreza con el cuchillo y crueldad personal de estos servidores se hizo un deplorable hueco en la historia de nuestra contienda. En el frente de Madrid estos soldados marroquíes se forjaron una negra leyenda de sadismo y asesinatos despiadados cuando salían de noche a cazar enemigos y volvían con sus trofeos colgados del cinturón. Estas crueles hazañas las usaron como arma psicológica contra el enemigo en particular y la población civil en general. El miedo y el terror, sus despiadadas prácticas junto con sus afiladas bayonetas y cuchillos jugaron un papel importante en los frentes, lo que hizo que muchos de sus enemigos arrojaran sus armas y huyeran despavoridos nada más verlos venir. La propaganda hizo su trabajo.


Las bayonetas unidas al fusil se convertía en una pequeña lanza muy manejable y útil en los combates cuerpo a cuerpo, donde atacantes y atacados se defendían como buenamente podían y como bien sabemos las bayonetas se ponía o quitaba a voluntad y necesidad del combatiente y muy rápidamente, de ahí su efectividad. Era importante saber manejarla con soltura y sin titubeos, de ello dependía tu vida llegados al combate cuerpo a cuerpo. El combate podría sera sí:



 “El cuerpo a cuerpo es el combate más terrorífico que puedes ver. Una lucha de proximidad, de llegar a  agarrar a tu oponente por la camisa… una terrible visión ver como un grupo (sección, compañía, batallón…) de enemigos corren hacia ti dando brutales y salvajes alaridos, con sus fusiles apuntando a tu posición, a ti, calada la bayoneta y disparando sin cesar.
El miedo se apodera de todo el personal, algunos se orinan encima, otros vomitan a tu lado o sobre ti, otros defecaran dentro de sus pantalones, el olor a sudor provocado por el miedo, además de por la falta de aseo, se extiende por toda la trinchera, la trinchera apesta, te ahoga. Mientras, todos disparan con locura para intentar detener a los asaltantes casi sin apuntar antes de que lleguen a tu posición, no importa si cae uno u otro, de lo que se trata es de que no lleguen a ti o en el peor de los casas que lleguen cuantos menos mejor. 

Granadas de mano vuelan en ambas direcciones. Las explosiones te alteran el pulso, te cortan la respiración, te encogen el corazón. Muchos habrán emprendido ya la huida para no morir, a la carrera, no soportan la tensión del combate y el miedo a morir.


Miras por encima del hombro, ¿me voy…? ¿me quedo…?. Alguno yace muerto a tu lado, gente conocida, amigos, confidentes, con los que has compartido un cigarrillo, un trago de vino de tu pueblo (o del suyo), charlas, risas, vivencias…
 

La tierra y el polvo que levantan las explosiones te ciegan momentáneamente, masticas tierra, te llena la boca ya de por sí seca por el fragor del combate, la tensión y el miedo, segundos que pierdes mientras escupes y te quitas el polvo de los ojos, no ves y el pánico te agarrota, se te mete por cada poro de tu piel, entre la ropa. No puedes pararte a beber, ya los tienes encima, distingues la cara de tu enemigo, ahora la lucha es personal, cara que trae desencajada pues sabe a lo que se enfrenta. Voces, gritos, llamadas de socorro, de disparos, de bombas, de atacantes de atacados. Ordenes de tus mandos, de los suyos…
 

El primer contacto con ese enemigo que irrumpe en tu espacio es con el arma y el brazo extendido esperando el salto a tu trinchera y la embestida, temblando de miedo, de ira, mientras no dejas de disparar a todo lo que se mueve. Entran los primeros atacantes a tu trinchera, a tu pozo de tirador, choque de bayonetas, disparos, culatazos, puñetazos, patadas… El fusil ahora es inútil, el espacio reducido, el arma demasiado larga, impide maniobrar, la lucha cuerpo a cuerpo es ya intensa y cercana, ahora lo hueles, le escupes, le pateas, le golpeas y lo mismo hace él. El dolor te inunda… Desmontas la bayoneta. Tu amigo te pide ayuda a gritos, va a caer, desesperado no deja de llamarte por tu nombre, no puedes hacer nada, tu atacante forcejea contigo, tú… o él. Todavía llueven algunas granadas destrozando cuerpos, arrancando miembros esparciendo tripas, visceras, sangre... y sientes disparos de armas próximas a ti, demasiado próximas, el calor del fogonazo te quema la piel. Las balas te rozan, rebotan junto a tu cabeza. El olor a pólvora te inunda y cuesta respirar. Casi no puedes pensar. Oyes el silbido de una bala hundiéndose en la pared de la trinchera, en la carne del que pelea junto a ti, hombro con hombro y suelta un suspiro seco, cae,  y… empiezan las cuchilladas… los tajos… tu oponente te abre la carne pero tu sigues, forcejeas, le escupes; sangre y vísceras por todos lados, gritos de horror, de dolor, de locura. Llantos de hombres duros, curtidos que no pueden reprimir las lágrimas, tienen familia, tienen hijos, ese último recuerdo, esa última visión antes de morir.
 

Sabes que vas a morir matando, hoy es el día, tu hora final y te olvidas de la vida, te centras en ti, en tu cuerpo. Ahora te defiendes como un animal acorralado, peleando con lo que tienes, a pedradas, a bocados, a patadas, cortando carne con la pala de combate, gritando sin control y con los ojos desencajados, pegando puñetazos, mordiendo, metiendo los dedos en los ojos del que te golpea sin vacilar. Sin pensar en nada vas acabando con todo, le empujas, lo tiras al suelo, ruedas con él golpeando cuerpos inmóviles. Con la bayoneta en mano, tajando, acuchillando, golpeando con el pomo, insultando a su madre, rompiendo cráneos, hundiendo en un cuerpo su larga hoja y girando para hacer más daño y no sabes si la sangre que te cubre es tuya o de otro, estás empapado.  Terminas con uno y viene otro y otro más. El olor es nauseabundo, una mezcla de todo a la vez, excrementos, sangre, vísceras esparcidas, trozos de carne sanguinolentos, vómitos, sudor añejo, orines… Mientras peleas pisas cuerpos vivos o muertos, tuyos o de ellos. Restos humanos que te hacen resbalar mientras agarras a ese que quiere atravesarte con su bayoneta, romperte la cabeza, pateas brutalmente al que yace debajo de ti sin saber quién es para evitar que te clave la suya en las piernas o te la destroce con una piedra que esgrimirá con habilidad y sin piedad… es una pelea sucia, salvaje... se ha extendido por toda la trinchera, no hay piedad, ni honor, ni gloria en la manera de matar, solo hay que matar y librarte tú de esa muerte que te acompaña, que te acaricia… ya no puedes más, el cansancio, el estrés, el esfuerzo que ha requerido el combate te tiene exhausto, respiras con dificultad; pero sigues peleando, defendiendo tu vida, matando… Poco a poco la trinchera se va llenando de cadáveres, de gente herida o moribunda. De ruidos, lamentos, gritos, susurros de muerte, llamando a quien amas, de respiración entrecortada, de gorgoteos de sangre en una traquea rajada o en ese agudejo del pecho por donde se escapa el aire, de fatal y miserable agonía.
 

Todo ha acabado y tú sigues ahí pero ahora con una terrible visión en tu memoria que jamás podrás olvidar y a pesar de ello nunca lo contarás. Han muerto amigos y enemigos, todos hombres, todos iguales, todos despojos de lo que fueron. Gente desconocida, compañeros de armas, algún vecino del pueblo, un amigo de la infancia o lo que es peor... algún familiar. Te tiembla todo, estás sediento, terriblemente sudoroso, no puedes articular palabra y solo quieres que todo esto acabe, solo deseas volver a casa. Lloras desconsoladamente. Hoy has sobrevivido…”


En las películas vemos alguna que otra carga con bayonetas, breves, todas breves y muy rápidas, cuatro saltos dos o tres disparo y se acaban rindiendo, ni quiera te has despeinado. Ahora el ganador saca su paquete de tabaco y ofrece un pitillo al que levanta las manos.
Es mejor que la gente siga viendo la guerra como eso, como una película, ajenos a la realidad, lo único que importa es la ganancia en taquilla, la suciedad de una batalla no le interesa a nadie, para “no herir la sensibilidad de los espectadores” dicen en los telediarios… La guerra tendrían que presentarla en toda su crudeza, quizás así sea la única manera de evitarla. Lo aquí descrito sin duda ni se aproxima a la realidad, a pesar de que podamos imaginarlo, de que por un momento cerremos los ojos y lo veamos, nos falta el sentimiento y la sensación del horror, la visión de la muerte, del miedo, de los ruidos y los olores...





viernes, 1 de julio de 2022

CASTILLO DE AZAGALA

 

 
 

 En Alburqueque (Badajoz) podemos encontrar un ruinoso castillo que pasa desapercibido por encontrarse a unos 15 km al Oeste de esta población, pertenece a la comarca Sierra San Pedro-Los Baldíos y se le conoce como Castillo de Azagala, enclavado en la Sierra de Santiago. Su posición hace controlable el puerto de Azagala, la sinuosa Rivera de Albarragena, la Sierra de los Bueyes y ahora todo el embalse de la Peña del Águila más el territorio que queda al norte de la Sierra de Santiago. El lugar es espectacular, lo mismo que su fauna y flora. Desde sus ventanas y merlones de sus murallas es fácil ver con cierta asiduidad tres joyas aladas de nuestros cielos, El buitre negro, la cigüeña negra y el águila imperial ibérica.

 



Además de toda la extensa historia con la que carga el castillo y sus inmediaciones desde el S.XIII, podemos contemplar y deleitarnos en su interior con un "diario de la guerra civil" que se encuentra escrito y disperso por todas las paredes del castillo, casi no hay pared que no nos cuente algo escrito por los soldados que lo ocupaban.

 Bandera de Mando del 301 Batallón bordada a mano. (Fotografía extraida de todocoleccion.net)

Vista de la estampa de Ntra. Sra. la Sma. Virgen de Carrión. Patrona de Alburquerque (Fotografia extraida de todocoleccion.net)


En el castillo estuvo acuartelado el 301 Batallón de las fuerzas sublevadas en 1938, al menos la 1ª y la 2ª Compañía según leemos en los grafitis que los soldados dejaron publicado en las paredes.

1ª Compañía


2ª Compañía


En una de las paredes podemos contemplar este significativo dibujo, una Corona Real de la que emana a su alrededor un "resplandor divino" con las divisas: Moralidad, Lealtad, Valor, Diciplina. El autor escribe cada palabra dentro de dos renglones para que todas tengan el mismo tamaño, con buena caligrafía, pero no escribe la "S" de disciplina.


Algunos tenían cierta "sensibilidad poética", aunque el texto está incompleto deja ver la idea...:

 
"Dios Castillo
.... a quien no te olvida
....  detime despido esta noche
que me cito .... estando de 9 -a 11
Canpaña . eterna cuantos caj teepuesto
las butaca"

Esto no deja de ser una interpretación pues no se lee bien y el tipo de letra es de la época contando con las faltas de ortografía que son frecuentes. Lo normal es que estos soldados no tuvieran una formación académica completa, a veces ninguna y aprendieran a medio leer y escribir mientras descansaban de sus faenas habituales.

Soldado con gorra cuartelera

 
Dibujo, presumiblemente, de una prostituta con voluptuosos y turgentes senos, sin ropa interior y sin zapatos, solo ataviada con un par de medias, no se observa liguero alguno por lo que su desnudez debería se manifiesta. Debajo de ella existe un escrito que es ilegible aunque supongo que debía hacer refenrencia a esta mujer.

 


Firmas en la puerta de subida a la torre de homenaje

Lista de la compra

 calendarios y dibujos de zapatos.

 

Se da la circustancia que al salir ya del castillo encontramos una habitación que pasó desapercibida al entrar. Completamente cerrada y sin ventanas, excepto por una pequeña oquedad praticada en la pared lateral. Esta habitación se encontraba llena de calzados, decenas o quizás una centena de zapatos de todo tipo, de jornaleros, de vestir, de señoras, de tacón alto y bajo, de niños, zapatillas de paño, botas, botines... el montón que se esparcía desde el centro del habitáculo, esta visión nos produjo una angustiosa sensación de ahogo, lo que nos hizo abandonar de la estancia inmediatamente, a todos los presentes se nos vino a la retina ciertas imágenes vistas en películas de la 2ª Guerra Mundial. 

 


Horarios DE Turno C

Tambien se encuentran grafitis de eventos importantes para estos soldados, aunque distantes de los lugares en que se  desarrollaron los combates debieron de impactar entre la tropa.

 

¡VIVA ESPANA! (sin virgulilla)
¡VIVA FRANCO!

AL CAGADERO 
ME BOY SIN RODEO
ME ...     NE ...  
OY ME REMPUJA 
A LA DE ALLI
 

El cagadero... Antigua letrina propia de los castillos que vierte directamente fuera del muro y a cierta altura.


Hay muchos más grafitis, cientos tal vez, dispuestos sin orden por todas las dependencias del castillo, pero no voy a reproducirlos todos, como no puede ser de otra manera. He presentado aquí, para mi, aquellos que son más significativos o curiosos, o sencillamente los que más me han llamado la atención; y dejo en el tintero nombres, firmas, fechas, dibujos, calendarios, precio de viveres comprados, pensamientos, animales varios y un sin fin de cosas más. 
El último grafiti que quiero reproducir es bastante más moderno, contemporáneo y curioso, por lo que describe entre líneas. Plasma un sentimiento que gente de Alburquerque y pueblos colindantes han vivido, piensan, sienten o incluso lo  creen. Aquellos que se aventuran a pasar la noche en su interior relatan, no siempre abiertamente, vivencias acontecidas durante su estancia en el interior del castillo, que no digo que sean verdad o no, pero hablan de "presencias", ruidos extraños, golpes, movimientos de objetos, susurros y voces en el interior del castillo. Cada uno con sus vivencias y creencias, pero para ellos de la más rabiosa verdad...


 
Más tarde, una vez acabada la guerra y desplazadas las tropas del lugar, cuentan que el castillo fue refugio y morada ocasional de los maquis que transitaban por estos lares, pero de esto no queda constancia ninguna en las paredes del castillo, ni siquiera como contestación, agravio, aborrecimiento u odio al enemigo, ni incluso a los saludos enaltecidos a Franco.

En diciembre de 2020 saltó la noticia en la prensa de que este castillo había sido comprado por Victor Madera Nuñez, presidente de las clínicas Quirónsalud. Este magnate es conocido por sus adquisiciones de edificios emblemáticos que reforma para convertirlos en hoteles de lujo, por lo que, podemos vaticinar sin miedo a equivocarnos, que todo este patrimonio está condenado a perderse en ese vasto mar del olvido y destrucción de parte importante de nuestra historia más reciente.




Torre sur de la Catedral de Santa María. Sigüenza

 Viajando por Guadalajara me paré en Sigüenza, una ciudad bellísima donde todavia rezuma ese aire antigüo, medieval. No podía faltar a la ci...