jueves, 12 de diciembre de 2013

Entrega olvidada.



Hace ya un tiempo se procedió a tirar un muro de piedra asociado a esta casa. Este pared conformaba el cerramiento del aprisco que antaño guardaba el ganado. Casi a ras de la parte superior del muro de piedra, en la pared de la casa apareció (por casualidad tras caer la piedra que lo ocultaba y que servía de tapadera) una pequeña oquedad (marcada por la flecha roja). Este escondrijo ocultaba un pequeño gran tesoro.
Este agujero, en la que entra con facilidad el puño de la mano, albergaba dos paquetes de tabaco con cajetilla de papel de la marca "Ideales" denominados "blanco", con un deterioro importante en su conservación.

Tras una inicial observación determiné que ambas cajetillas habían sido depositadas enteras, sin faltar ninguno de sus cigarrillos, presumiblemente cerradas y sin usar.
La primera cajetilla introducida, es decir la de abajo, se encontraba con los cigarrillos mirando hacia el exterior y la superior colocada transversalmente sobre la primera. De esta última y en peor estado de conservación se han desplazado por la oquedad algunos de los cigarrillos que contenían, desapareciendo incluso parte o todo el papel que envolvía al tabaco, permaneciendo dicho tabaco en su forma de rodillo original.
Con el cuidado que un arqueólogo confiere a sus trabajos fueron extraídos ambas cajetillas y los restos de cigarros esparcidos por la oquedad que los cobijaba. En el transcurso de los años se han ido deshaciendo debido a las filtraciones de agua, que en algunas ocasiones debieron de estar expuestos al hielo. De todos modos me parece increíble que algo tan delicado, (recordemos que tanto la cajetilla como los envoltorios de cigarrillos eran confeccionados con papel y no de muy buena calidad) haya perdurado tantos años a la intemperie, con la única protección de la piedra que tapaba la oquedad, y no de manera hermética.
Las conclusiones a las que llego, tras hablar con vecinos de la localidad, es que podría ser un "punto de entrega".
Estos puntos de entregas eran lugares que tan solo conocían la persona que depositaba un artículo en concreto y la persona que recogía dicho artículo, conocido como "paquete". Eran usados por familiares o colaboradores y los maquis que vivían en el monte, por lo que era un lugar acordado para la provisión y el abastecimientos de estos hombre y mujeres huidos al monte tras la guerra civil.
En la zona, la gente de mayor edad, recuerdan los fieros combates que se dieron en el paraje conocido como La Morra. También muchos recuerdan que estos lares eran terrenos usados por la guerrilla para ocultarse y desplazarse entre las provincias de Córdoba, Ciudad Real y Badajoz.
La casa se encuentra ubicada a unos cincuenta metros a una cresta de cuarcita y monte bajo, lo que confiere un lugar seguro por el que moverse y aproximarse protegido a la casa sin ser visto. He comprobado también que es factible acercarse al lugar incluso en las horas de más luz ya que el monte bajo ayuda a ocultarse y protegerse de miradas no deseadas.






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