
Pronto apareció un primer hallazgo, una cartera con el escudo del bando nacional, luego otro, una taza de metal con asa, y hubo más, una almohadilla para impregnar de tinta los sellos de caucho.
Como la edificación tenía dos plantas subí con precaución a la segunda, tanteando la firmeza del suelo. Allí vi una estancia amplia con abundantes ventanales en tres de las cuatro direcciones, en la que no tenía ventanas un mapa pintado con "azulillo". Me recordó a la habitación de los italianos. Sobre el mapa delimitaron las frontera con crucecitas y los nombraron las capitales de cada país y ciudades más importantes, todo escrito a lápiz.
Para embellecer el conjunto lo enmarcaron con un amplio trazo marrón. A su lado las bases de madera de las llaves de la luz. Esto no era una habitación común, era un despacho, una habitación de mando.
Seguí subiendo y mi sorpresa se hizo enorme, un cuarto con ventanas en todas direcciones y un estrecho balcón que rodea dicha habitación ahora entendí lo que era aquello, la base de operaciones de un aeródromo, ¡su torre de control!. No pude distinguir las pistas de aterrizaje pues todo está arado y sembrado de viñas pero era indiscutible que el espacio que se hallaba entre el edificio y la Autovía de la Plata eran las zonas de despegue y aterrizaje de los aviones.

Emocionado por el hallazgo, (no discuto que otros lo encontraran antes pero yo era la primera vez que estaba allí) comencé a buscar información de esta edificación, a preguntar a lugareños por ella. Al poco coincidí con un hombre ya mayor que me dio toda la información, había estado visitando el "Campo de Aviación 101" perteneciente al bando nacional.